La fortaleza del peso mexicano no se explica principalmente por el diferencial de tasas de interés de México y Estados Unidos, el cual es de 600 puntos base, sino por razones estructurales y coyunturales, opinó Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México (Banxico).
“La explicación para entender la apreciación del tipo de cambio no es preponderantemente nuestro diferencial de tasas de interés con Estados Unidos, quizás en el margen puede influir. Yo creo que ha ayudado, pero no es el factor principal”, expuso el representante del banco central mexicano.
Entonces dijo que “hay una gran cantidad” de factores que explican la apreciación del tipo de cambio peso-dólar, la gran mayoría son de tipo estructural y algunos otros coyunturales.
Por la parte estructural se debe a los usos y fuentes de divisas que están cambiando dentro de la economía del país, las cuales hoy provienen de las remesas y del turismo, mientras se observa un cambio radical en la inversión extranjera en valores gubernamentales, que hoy muestra una menor dependencia.
“Los grandes flujos de capital ahora ya no vienen de la inversión extranjera de portafolios. Hoy, el 14% de la tenencia en manos de extranjeros nos dice que somos mucho menos vulnerables a las entradas y salidas de capital. Antes cualquier salida nos afectaba durísimo; las grandes devaluaciones se explicaban justamente por eso, hoy en día, ya no”, explicó el subgobernador de Banxico.
Durante su presentación en el Foro de Emisoras, organizado por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Jonathan Heath destacó que al 9 de junio, el tipo de cambio se ubicó en 17.2716 pesos por dólar, ya por debajo de los promedios vistos en el 2016.
Abundó que las remesas de 60,000 millones de dólares antes no las veíamos, el superávit turístico (que fue de 20,944 millones de dólares en 2022) no se tenía; México ya no es un exportador neto de petróleo, ahora es un importador neto.
También destacó que el 80% de todas las transacciones del peso se realizan fuera de México, lo cual, sin considerar a China y a la India, ubican a la moneda mexicana como la más transaccionada entre los países emergentes del mundo.
“Ha habido un cambio radical en la tenencia de extranjeros de la deuda pública”, enfatizó el funcionario, “esto significa que antes cuando queríamos ver qué iba a pasar con el tipo de cambio casi lo único que teníamos que hacer era voltear a ver los flujos de capital. Si estaban saliendo seguramente el tipo de cambio se iba a depreciar y si estaban entrando se iba a apreciar”, puntualizó.
El subgobernador del Banco de México dijo que hay una serie de razones que explican la abundancia de dólares en la economía del país que se tendrían que analizar, sin abundar más.
Mencionó que un peso fuerte afecta a los exportadores porque ellos dicen que sus operaciones se van a ver reducidas, pero “si exportan menos va a haber menos dólares y el tipo de cambio se va a ajustar, pero así funciona el mercado, hay que dejar que funcione”.
Por ello, Jonathan Heath mencionó que lo más importante es tener un tipo de cambio flexible, “no tratar de ponerle un objetivo ni tratar de manipularlo”.
En su opinión, el tipo de cambio peso-dólar ya no es un termómetro de la situación económica, es más bien “un termómetro de ciertas cosas”.
La fortaleza del peso “no creo que tampoco representa todo lo que está pasando en la economía, representa simplemente que hemos tenido más fuentes de dólares que de pesos y el precio del dólar expresado en pesos, que es el tipo de cambio, lo está reflejando”, finalizó.
Las previsiones de los cuarteles financieros aún contemplan un dólar debilitado ante la incertidumbre en la discusión sobre su techo de deuda, así como por las señales de la Reserva Federal de que frenará el alza en sus tasas de interés, en un rango de 5% a 5,25%. A pesar de que se llegase a concretar el alto en la subida de tasas, el diferencial con la tasa de México, situada en 11.25%, seguirá siendo amplio, una brecha que jugará a favor del país latinoamericano. Además de la política restrictiva del Banco de México, otros de los factores que han contribuido a esta buena racha en la paridad han sido el flujo de dólares que llegan al país por exportaciones, inversión extranjera directa y remesas, el país recibió una cifra inédita en 2022: más de 58.000 millones de dólares, así como finanzas públicas sanas, sin un nivel de deuda alarmante y estabilidad política respecto a otros países emergentes.
El panorama para la moneda mexicana todavía es alentador. Aun con la ligera depreciación del peso que se anticipa hacia el último semestre de este año, los especialistas coinciden en que la moneda aún mantendrá un nivel de fortaleza frente al dólar en 2023, por debajo de las 19 unidades, un buen nivel si se compara con las cotizaciones de hace tres años cuando un dólar llegó a intercambiarse en un máximo de 25 pesos.