Este jueves, Banco de México (Banxico) dará a conocer su primera decisión de política monetaria del año. El mercado tiene totalmente descontado que el banco central continuará con el actual ciclo de alzas, que comenzó en junio del 2021 y que ha llevado la tasa de fondeo de 4.0 a 5.5 por ciento.
Sin embargo, la atención del mercado está enfocada en la magnitud del incremento y en posibles pistas sobre la trayectoria futura de alzas. En concreto, los especialistas debaten si Banxico incrementará la tasa en un cuarto de punto o en medio punto.
En la encuesta de analistas de Citibanamex más reciente, publicada el 20 de enero, 18 de los 30 analistas encuestados anticipa un aumento de medio punto mientras que los otros 12 esperan un aumento de un cuarto de punto. Esto representa un cambio con respecto a la encuesta anterior en la que 12 de 28 encuestados apostaban por medio punto y 16 por un cuarto de punto.
El aumento en el número de especialistas que ahora anticipan un incremento de medio punto tiene que ver con dos factores principales. El primero es que las expectativas de inflación para el 2022 se siguen revisando al alza. El segundo, y más relevante, es que la Fed ha confirmado que su ciclo de normalización de política monetaria comenzará en marzo con un primer incremento en la tasa de fondeo y con la conclusión del programa de inyecciones de liquidez.
Asimismo, el mercado ha venido incorporando un ciclo de alzas más acelerado por parte de la Fed, que podría significar entre cuatro y seis incrementos en la tasa de fondeo durante el 2022. Adicionalmente, los especialistas ahora esperan que la Fed comience a reducir el tamaño de su balance entre el segundo y tercer trimestre del 2022.
A pesar de que la economía mexicana se encuentra en pleno estancamiento y que el panorama de crecimiento para el 2022 y 2023 es poco alentador, Banxico debe mandar una señal contundente de que está comprometido con el cumplimiento de su mandato único: la estabilidad de precios.
Aunque es cierto que las presiones inflacionarias en México no vienen por un sobrecalentamiento de la demanda y que parte de la inflación es importada, también es cierto que un deterioro en el tipo de cambio podría contribuir a mayores presiones inflacionarias.
En un entorno en el cual la Fed está en proceso de normalización de su política monetaria con mayores tasas y retiros de liquidez, el dólar debería tener una tendencia a apreciarse, especialmente contra las monedas de mercados emergentes.
Para evitar un escenario de depreciación mayor del peso frente al dólar, es necesario que Banxico siga a la Fed con su ciclo de alzas para que el diferencial de tasas no se amplié demasiado. Vale la pena recordar que a mediados del 2019, cuando la tasa de interés de referencia fijada por la Fed en Estados Unidos se ubicaba en 2.25%, la tasa de fondeo de Banxico se encontraba en 8.25%, equivalente a un diferencial de seis puntos porcentuales en un entorno de baja inflación.
Si anticipamos que la Fed subirá su tasa entre cuatro y seis ocasiones este año, para ubicarla entre 1.0 y 1.50%, Banxico podría verse obligado a subir la tasa de 5.5% a por lo menos 7.25 por ciento. Asimismo, la última ocasión que la inflación en México estuvo cerca de los niveles actuales, a mediados del 2017, la tasa de fondeo de Banxico se ubicaba en 7.25 por ciento.
Adicionalmente, al cierre del 2018, la última vez que la inflación de fin de año estuvo en nivel superior a 4.5% –no muy lejano del que se espera para el 2022– la tasa de fondeo estaba en 8.25 por ciento. Aunque la votación probablemente sea dividida, un incremento menor a medio punto podría ser contraproducente en términos de credibilidad para Banxico.
Ante la nueva composición de su Junta de Gobierno, Banxico haría bien en mandar una señal contundente de independencia y compromiso con su mandato único, comenzando con un incremento de medio punto en la tasa de fondeo en la decisión de esta semana.