En el ámbito de los negocios, el término bootstrapping hace referencia a la financiación de las actividades de la empresa con los propios ahorros y los ingresos generados por la facturación, en lugar de depender de financiación externa en forma de inversiones de capital o préstamos. Con esta fórmula, popularizada en el actual contexto de crisis económica por las dificultades de acceso a la financiación, el emprendedor es quien mantiene todo el control sobre el negocio, y por tanto, también asume todo el riesgo de la operación.
Este tipo de emprendimiento requiere disminuir las expectativas inmediatas del negocio para centrar los esfuerzos en desarrollar la idea o acción, con el fin de revertir los ingresos generados por la actividad en los avances progresivos del negocio. Ten en cuenta que al depender de los propios ahorros, el emprendedor dispone de una capacidad de inversión más limitada, por lo que conviene plantear una idea de negocio modular y fácilmente escalable en el tiempo para hacer viable el gran proyecto.
Dado que el crecimiento paulatino de la empresa depende de los ingresos generados de la facturación, es importante asegurar una cartera de clientes importante interesados en tu producto o servicio, mediante fórmulas de negocio basadas en modelos freemium, promociones con descuentos iniciales, etc. Ten en cuenta que un cliente satisfecho es la mejor promoción para un negocio que puede dar lugar a nuevos clientes potenciales.
Algunas recomendaciones para el bootstrapping
Antes de lanzarte a la piscina, los expertos recomiendan validar la idea de negocio preguntando a gente imparcial, expertos y, si es posible, a potenciales clientes que pudieran estar interesados en tu producto o servicio. El propósito de este ejercicio previo es comprobar si existe un mercado objetivo que pudiera estar interesado en el producto ofrecido. Esto implica saber encajar las posibles críticas recibidas por parte de los mentores o expertos consultados.
Uno de los errores más habituales del emprendimiento actual es pensar que el objetivo de una startup es tratar de convencer a los inversores de lo interesante que es la empresa, en vez de tratar de persuadir a los clientes con un producto o servicio genuino que se ajuste a sus necesidades. Pues bien, en el bootstrapping el objetivo son los clientes, ya que de ellos depende la prosperidad de la idea de negocio, sobre todo al principio.
Un principio básico de este modelo basado en la autofinanciación es reinvertir todos los recursos generados en el negocio para tratar de mejorar el producto o servicio. Esto supone tener que renunciar a los beneficios generados desde el primer momento hasta conseguir consolidar el proyecto en el mercado. Por tanto, el emprendedor debe disponer de otra fuente de ingresos que le proporcione recursos económicos estables mientras se trabaja en la idea de negocio.
Es importante también generar cierta expectativa en los potenciales clientes para ver su capacidad de respuesta al producto o servicio ofrecido, por eso interesa generar campañas de marketing previas al inicio de la actividad. Esta estrategia también permitirá al emprendedor disponer de una amplia base de posibles clientes con la que definir el target comercial del negocio y concentrar sus esfuerzos en él para ofrecer un producto competitivo.
Para terminar haremos mención a uno de los artículos básicos del bootstrapping de Guy Kawasaki, uno de los expertos más influyentes en el campo de la innovación, las startups y el nuevo management. En dicho artículo Kawasaki hace referencia a 11 principios básicos del bootstrapping que todo emprendedor debe tener en cuenta antes de invertir sus ahorros en un proyecto:
- Céntrate en la caja, no en la rentabilidad
- Planifica de abajo a arriba
- Primero entrega y luego prueba
- Olvida eso del equipo “con experiencia”
- Empieza como empresa de servicios
- Pon foco en la función, no en la forma
- Escoge bien tus batallas
- Siempre ve escaso de personal
- Ve directo al cliente
- Posiciónate contra del líder