Fuga de talentos y retrasos en la CNBV

A casi cuatro años del inicio de la gestión del gobierno de la 4ª transformación, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) vive una salida y cambios de personal, que han puesto en problemas al organismo que regula y supervisa el sistema financiero del país.

Los reacomodos el interior del organismo y el aumento de responsabilidades para implementar la Ley Fintech, aunado a los efectos de la pandemia por COVID-19, complican los trámites y labores del órgano para dar certeza tanto a empresas como a usuarios.

Adicionalmente, también hay preocupación por la posible salida de funcionarios ante la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) de la Ley de Austeridad Republicana, la cual prohíbe a los servidores públicos trabajar en el sector privado hasta después de 10 años de haber dejado el cargo.

“Me preocupa perder talento. El que sea. No es fácil encontrar el talento para la comisión, las condiciones son complicadas, pero lo que sí he encontrado hasta ahora, es que las personas que por esa razón se fueron han sido ya sustituidas. Ya sea por una promoción interna o un incorporamiento interno”, expuso Adalberto Palma, titular de la CNBV.

Desde la llegada de la 4T, tres hombres han tomado las riendas de la Comisión: Adalberto Palma Gómez, quien salió en marzo de 2020; Juan Pablo Graf Noriega, destituido en octubre del año pasado por la cercanía con funcionarios de administraciones anteriores; y el actual titular Jesús de la Fuente Rodríguez, criticado por su falta de experiencia en el sector público.

Junto con estos movimientos, también se dieron cambios en puestos directivos clave de diferentes niveles, que demoraron procesos de por sí retrasados desde hace años por la crisis del COVID-19, coinciden especialistas.

“La pérdida de capital humano es una realidad, hay un proceso de selección negativa en el sector público y más directamente en la propia CNBV. Es una pérdida de experiencias, de prácticas, hasta cierto punto reconocidas internacionalmente, y se ha optado por personas nuevas con muy poca experiencia, que desde luego dejan muy vulnerable al sector” dijo Mario Di Constanzo, ex presidente de la CONDUSEF y asesor financiero.

En medio de la lentitud de reacomodos internos y el golpe que asestó la pandemia a la economía mexicana, la quiebra de algunas instituciones financieras ha puesto el foco en el desempeño de la CNBV.

En lo que va del sexenio, el presupuesto asignado para la Comisión creció en 14.8% a 1,529.3 millones de pesos en 2022, según datos del Presupuesto de Egresos de la Federación. Pero en el mismo plazo, de 2019  2022, el número de plazas se redujo en 104, para quedar en 1,658 plazas, de las cuales 223 (187 de confianza y 36 de base) se encontraban vacantes al cierre.

 En los últimos meses se dio a conocer la salida de personal de diversos cargos, como Itzel Moreno Macías, quien dejó la vicepresidencia de Supervisión Bursátil, así como Sandro García Rojas, quien dejó la vicepresidencia de Supervisión de Procesos Preventivos.

En abril, se informó la llegada de Lucía Buenrostro (hermana de Raquel Buenrostro, jefa del SAT) como vicepresidente de Política Regulatoria. También se nombró a Aurora Cervantes como vicepresidenta de normatividad; Víctor Manuel Carrillo en la vicepresidencia jurídica; Jorge Pellicer Ugalde en la vicepresidencia de supervisión de banca de desarrollo y finanzas populares; y Francisco Javier como titular de la vicepresidencia de Supervisión de grupos e intermediarios financieros.

“Algo que tiene que cuidar la CNBV, es el personal que tiene y su calidad, se necesita gente muy preparada, no se debe debilitar una institución que es parte de los reguladores de un sector importante de la economía, como es el financiero” indicó Jorge Sánchez Tello, Director de investigación de la Fundación de Estudios Financieros (FUNDEF).

El impulso a la digitalización por la pandemia, también incrementó la competencia por personal técnico calificado y de programación. En consecuencia, hubo un aumento importante en los sueldos de éste sector que pone en aprietos a la CNBV para contratar profesionales con estos conocimientos.

Mientras la CNBV batalla con la fuga de talentos, son varias empresas de tecnología financiera (Fintech) que aún esperan en la fila para su autorización para operar al amparo de la Ley Fintech que entró en vigor en marzo de 2018.

Fue en el periodo de Adalberto Palma, a principios de 2020, cuando comenzaron las autorizaciones; sin embargo, la pandemia retrasó los trámites y el regulador se vio forzado a emplear mecanismos alternativos para sacar el trabajo acumulado.

Hasta el momento, la CNBV ha dado autorización a 33 entidades para operar como Instituciones de Fondo de pago electrónico (IFPE) o Instituciones de fondo colectivo (IFC). Además, 27 plataformas están sujetas a condición suspensiva, es decir, deben cumplir con ciertos requisitos para obtener el aval definitivo.

Si bien en abril se retomaron las autorizaciones después de cinco meses en pausa, es poco probable que se aceleren durante el resto del año, pues ahora se enfrentará a otro reto: regular y supervisar a las entidades a las que ya autorizó.

No está nada fácil para la entidad…

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