La venta de 13 de las 27 plantas que Iberdrola operaba en México, al gobierno por 6 mil millones de dólares, es una señal de advertencia para las empresas energéticas que tienen inversiones en el país como Enel, Naturgy, Mitsui, Sempra Infraestructura, entre otras, que podrían analizar pausar o incluso, retirar sus capitales en lo que resta de esta administración, advirtieron analistas del sector.
De las 13 plantas, 10 operan bajo la figura del Productor Independiente de Energía (PIE).
Dicha figura es previa a la reforma eléctrica del año 2013, y consiste en que productores privados de energía (PIE), como fue el caso de Iberdrola, firman un contrato con CFE para entregar la totalidad de la energía generada por ellos a la paraestatal.
En las estadísticas del Sistema de Información Energética de la Secretaría de Energía, la energía generada por las empresas que configuran los PIE ya está considerada como parte de la CFE, pues es la empresa que comercializa esa energía.
De la capacidad de generación de las plantas vendidas por Iberdrola, 86.7 % bajo ese criterio, ya era considerado como parte de la CFE.
Es decir, solo se agregaría 13.3 % de la capacidad eléctrica vendida por Iberdrola, en adición a lo que podría comercializar la empresa estatal.
De las tres plantas de Iberdrola cuya energía no era comercializada por la CFE, dos estaban paralizadas por litigios, Enertek y Monterrey III y IV.
En conjunto esas tres plantas representan 1.9 % de la capacidad de generación total en el país.
“A pesar de que el país tiene una mayor demanda de energía eléctrica, yo no veo inversión privada en el sector energético de aquí al 2024, después de la elección presidencial y una vez que haya certeza de que habrá cambios en la política energética”, aseguró Víctor Ramírez, vocero de la Plataforma México, Clima y Energía.
Si bien no hay un mensaje nuevo para las empresas, pues desde el inicio de esta Administración se les atacó constantemente, sostuvo que la operación refuerza el mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador de no permitir inversiones a privados, lo que terminará por ahuyentar las inversiones de otras empresas productoras de electricidad.
“En lo que va de esta Administración, las inversiones destinadas a proyectos de energías limpias se han ido reduciendo drásticamente, pasando de 5 mil 893 millones de dólares en 2017 y 4 mil 254 millones de dólares en 2019, a tan solo 705.9 millones de dólares en 2021″, destacó Ramírez.
El presidente Andrés Manuel López Obrador calificó su trato con Iberdrola como una “nueva nacionalización” de México.
AMLO también recordó que el compromiso de su gobierno fue llegar al menos a 54 % del total al término del sexenio generado por la CFE, lo que ya sería rebasado con la operación con Iberdrola.
“La elección de palabras y mensajes es deliberada. El mensaje principal para los inversionistas del sector privado, al menos en el lado de la electricidad, ciertamente no es bueno”, dijo Juan Padilla, director gerente de la consultora de energía IPD Latinoamérica.
Hasta antes de la compra de las plantas de gas natural y un parque eólico de la compañía eléctrica más grande de España en México, aparte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), existían 16 empresas dedicadas a la generación de electricidad, mismas que representaban un total de 33 mil 300 Megawatts (MW) de capacidad instalada, lo que representa más del 38 % de la capacidad total en el país con más de 25 mil millones de dólares de inversión, según datos de la Asociación Mexicana de Energía (AME).
Con la operación, Iberdrola es la empresa que más electricidad genera en el país, de los casi 11 mil MW que tenía en sus 27 plantas, ahora se quedó con 2 mil 427 MW. Con estas cifras, CFE tendrá 55 % de la participación en el mercado eléctrico y los privados 45 %.
De acuerdo con el director de la consultora GMEC, Gonzalo Monroy, tanto la política pública implementada por este gobierno al aprobar las leyes secundarias a la Ley de la Industria Eléctrica, así como los constantes ataques que hubo hacia Iberdrola por parte del ejecutivo federal, fueron las razones por las que la empresa tomó la decisión de vender la mayoría de sus activos.
Según datos de la CFE, de haber continuado con la política pública que permitía el ingreso de agentes privados al mercado eléctrico, para 2024 cerca del 70 % de la generación eléctrica estaría en manos de privados y el resto en la Comisión, lo que para expertos como Víctor Ramírez, habría significado un menor costo en la electricidad.
La compra requerirá que México invierta dinero en plantas antiguas en lugar de hacerlo en proyectos de energías renovables, dijo el consultor energético Severo López Mestre.
“Este acuerdo es una malla compleja con alta rentabilidad política por un lado, muy alta rentabilidad comercial por el lado de Iberdrola y baja rentabilidad para el sector energético en México”, dijo.
Por otro lado, los recursos disponibles del Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN) son insuficientes para financiar la adquisición de las 13 plantas generadoras de energía eléctrica de Iberdrola, valuadas por cerca de 6,000 millones de dólares, por lo que se requerirán otras alternativas de financiamiento para completar la transacción, entre ellas, recurrir a la Bolsa de valores o buscar créditos entre inversionistas privados.
Especialistas comentaron que el FONADIN apenas cuenta con la mitad de los recursos que implica la operación, ya que reportó a diciembre de 2022 alrededor de 57,000 millones de pesos (unos 3,134 millones de dólares con el tipo de cambio del cierre de mercado de este martes 11 de abril).
La semana pasada se anunció que Mexico Infrastructure Partners (MIP), un administrador de activos de infraestructura y energía en México, adquirirá plantas generadoras de energía eléctrica a Iberdrola y FONADIN otorgará financiamiento para realizar la operación.
“El FONADIN tiene cerca de 3,000 millones de dólares y lo más probable es que no use todos esos recursos para realizar esta operación. El resto tiene que ser puesto por MIP que puede salir al mercado a contratar deuda para completar los aproximadamente 6,000 millones de dólares de la compra. Pero es una incertidumbre porque no se sabe el instrumento que estarían utilizando”, consideró Erick Salas, vicepresidente de Desarrollo de Negocios para México y Centroamérica de Rystad Energy.
Así pues, Mexico Infrastructure Partners (MIP) comprará las plantas, con el financiamiento de FONADIN, y las rentará a CFE. Vaya negocio redondo… pero, ¿para quién será el beneficio?
Te lo dejo de tarea…