El saldo pasivo pensionario cada vez más creciente de los organismos y empresas del Estado (52.1% del PIB) ha presionado sus finanzas a tal punto que en 2022, 4 de cada 10 pesos de su flujo de gasto irán a pensiones y jubilaciones.
El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 señala que el IMSS, ISSSTE, Pemex y CFE erogarán en conjunto 1.034 billones de pesos en pensiones y jubilaciones, lo que implica 39.0% del gasto de estas cuatro instituciones, a la vez que un incremento de 6.5% en términos reales respecto a lo aprobado para 2021.
Esta proporción ha venido creciendo en los últimos 20 años a tal punto de duplicarse, pues en 2002 representaba 20.6% del total, mientras que en 2012, 25.9% del total.
La mayor presión de las pensiones en 2022 la resentirán los organismos de seguridad social, para el ISSSTE las pensiones representarán 70.1% de su gasto, mientras que para el IMSS será el 62.4% del total.
Esto significa que la institución que brinda servicios de salud y de seguridad social a los trabajadores del Estado (ISSSTE) tiene únicamente disponibles 3 de cada 10 pesos de su presupuesto para cubrir su gasto de operación e inversión, y así cumplir con las obligaciones esenciales que le ordenan las leyes.
Organizaciones como el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, han alertado sobre la necesidad de atender con urgencia el gasto en pensiones, ya que es de los rubros que más crece año con año en el presupuesto.
Explica que este gasto reduce cada vez más el espacio fiscal del país, que consiste en el monto disponible con los cuales el gobierno tiene margen de maniobra para hacer política pública, una vez descontados gastos ineludibles como pensiones, servicio de la deuda, transferencias a estados y demás gastos generales que son obligatorios por ley.
Es un problema muy grave, al que casi no se le ha prestado atención. En poco tiempo, ésta bomba de tiempo explotará, trayendo graves consecuencias sociales y financieras.