El pasado 9 de marzo se aprobó la Ley Fintech, una regulación que nace con el afán de dar certidumbre tanto a los usuarios de tecnología financiera como a inversionistas que deciden apostar por empresas del sector.
El ecosistema se ha consolidado, asegura Eduardo Morelos, Program Director de Startupbootcamp, quien recuerda cómo poco a poco fueron creándose cada vez más Fintech y hoy en día hay alrededor de 250 de estas empresas, por lo que era importante para la industria que existiera un marco jurídico que las regulará.
Con presencia en 21 países, Startupbootcamp es la mayor aceleradora global enfocada en servicios financieros, su objetivo es apoyar con 16,500 dólares a 1o empresas fintech o con relación a aplicar su producto al mercado financiero, además de darles un programa de aceleración de 10 semanas, ofreciéndoles apoyo de ciertos socios importantes del sector, como Amazon.
Morelos explica que la Ley Fintech se centra en dos aspectos fundamentales de las empresas del sector: en primer lugar las plataformas electrónicas de pago, aquellas que permiten que se lleven a cabo intercambio entre personas físicas y morales. En segundo lugar, las empresas de crowfunding que permiten a la gente aportar recursos a proyectos y así obtener retornos de créditos o inversión.
La ley es necesaria para dar certidumbre al ecosistema. Obviamente las empresas tendrán que invertir más dinero para adaptarse a los primeros requerimientos que saldrán en el mes de septiembre. A 6 meses de su promulgación, pero el Program Director de Startupbootcamp considera que a largo plazo van a tener beneficios.
Además de beneficios económicos, obtendrán una mayor preparación para poder ofrecer sus servicios a mercados internacionales, ya que esta ley es quizá la más completa de la región o a nivel mundial sobre las Fintech.
La creación de los requerimientos recae sobre el regulador que también afronta ciertos retos, por ejemplo con la creación de una sandbox [un espacio virtual seguro que permite la experimentación sin afectar al sistema] para que las empresas puedan contactar al regulador y éste controlarlas provoca que aquél deba contratar gente que le ayuda a llevar un control.
Es necesario que se busquen personas y recursos porque, para Morelos, es muy importante que con esta ley no se limite la innovación, sino todo lo contrario, y se fomente al igual que la competencia.
Esta ley abre una ventana a que las empresas puedan conectarse con los bancos y otras entidades financieras y microfinancieras —los obliga a abrirse a terceros a través de APIs— y obtener mejores datos para ofrecer al consumidor de mayor calidad.
En la actualidad hay una tendencia a la democratización de los servicios, como hemos visto en sectores como el de alojamiento o el transporte, ésta supone una oportunidad de democratización para el sector financiero, la que podría pasar por la inclusión financiera —más de 60% de la población de nuestro país no tiene una tarjeta de crédito y esto puede abrir opciones a explorar otros modelos que pueden ayudar a lograr esta inclusión—.
Esa reducción de la brecha no solo habla de los particulares, sino también de pequeñas y medianas empresas que en la actualidad no tienen las herramientas para tener un trabajo más eficiente.
No solo las empresas Fintech se verán beneficiadas por esta nueva ley sino también los usuarios, que además de tener mayor certeza podrán acceder a servicios que hoy en día es muy difícil que puedan acceder como invertir en compañías o tener acceso a otro tipo de servicios financieros.