El pago de derecho de piso, es una forma de extorsión que ha tomado mucha fuerza en nuestro país en últimas fechas, ante la pasividad de gobiernos municipales, estatales y federales, afectando económicamente a todo tipo de empresas, incluso a micro negocios como tienditas, tortillerías, ferreterías, etc., en muchas ocasiones gravemente al grado de obligarlos a bajar la cortina.
Llega a ser el nuevo pago de impuestos, sólo que en este caso, es pago a la delincuencia organizada.
Este cobro de piso o derecho de piso es una tarifa que es solicitada a dueños de negocios manera ilegal, bajo amenaza y extorsión. Y no es una situación nueva en el país.
En el Código Penal Federal se reconoce al delito de extorsión de la siguiente manera:
CAPITULO III BIS, Artículo 390.- Al que sin derecho obligue a otro a dar, hacer, dejar de hacer o tolerar algo, obteniendo un lucro para sí o para otro o causando a alguien un perjuicio patrimonial, se le aplicarán de dos a ocho años de prisión y de cuarenta a ciento sesenta días multa.
Esto quiere decir que el obligar a una persona a cubrir una cuota con amenazas es extorsión, y esto es lo que se conoce como cobro de piso.
El derecho de piso ocurre cuando los delincuentes o grupos criminales se presentan a negocios para exigir a los dueños del lugar que paguen cierta cantidad de dinero cada cierto tiempo a cambio de protección tanto para la persona dueña que está siendo extorsionada como para el establecimiento.
El cobro de piso es entonces una oferta de protección ante una amenaza de dañar un negocio o a la persona dueña; en esta modalidad, quien extorsiona es tanto “el protector” como “el delincuente” que puede ejercer violencia si la cuota de cobro no es pagada.
El cobro de piso entonces se caracteriza por establecer una relación de intercambio desigual entre una víctima y un perpetrador, pues la persona extorsionadora recibe una cuota a cambio de proteger a la víctima y esta protección es impuesta.
La extorsión ocurre cuando una persona engaña o amenaza a otra para que esta, la víctima, pague una cantidad y la persona afectada no recibe nada a cambio. Incluso, un extorsionador puede tener poca capacidad de cumplir con una amenaza, pero usa el contexto violento a su favor, este es el caso de la extorsión telefónica, por ejemplo.
En tanto, en los casos de cobro de piso, la víctima y el perpetrador tienen una relación tributaria continua, el delincuente cobra cada semana o cada mes una cuota y hace visitas a su “cliente” para cobrar, a veces las reglas cambian y la cuota sube o su periodicidad se acorta, entre otras cosas.
En fechas recientes se ha dado a conocer el caso de los productores de limón y aguacate en Michoacán, que desembolsan hasta 100 millones de pesos al mes por derecho de piso al crimen organizado, por la extorsión y pagos de hasta un peso con 50 centavos por kilo de producto cosechado, y otra cuota por el transporte a mercados para su distribución.
De acuerdo a Reforma, dichos costos han provocado que el precio al consumidor llegue hasta 70 pesos por kilo en esta temporada. Si bien el pago de extorsiones empezó hace más de una década, los productores han pasado de pagar cerca de 20 centavos por kilo a altas cuotas actuales, razón por la que dejaron de cosechar su producto, lo que limitó la oferta.
Éste es sólo un ejemplo de dicha extorsión, pero existen miles de casos similares a lo largo del país. Dichos cobros de derechos, se han extendido a la fabricación de todo tipos de productos, así como a la producción y distribución de muchos productos básicos, en diferentes entidades del país, llegando a ser un grave problema para empresarios y emprendedores de todos los tamaños, y la autoridad poco o nada hace para detenerlo.
La delincuencia “está aprendiendo” como obtener ganancias ilícitas en diversas formas y procesos: narcotráfico (que ya no es el principal), secuestro, extorsión, fraudes financieros, trata de personas, y una larga lista de etcéteras.
El tiempo sigue pasando… se perfeccionan más sus métodos… y cada día será más difícil poder erradicar estos males para la sociedad mexicana.