En nuestro México querido, tenemos una interminable lista de problemas… sociales, de salud, de seguridad pública, de educación, de economía, etc., etc., etc.
Uno de los que afectan significativamente la economía nacional, es la extorsión.
¿Pero qué es?
“La extorsión es un delito que consiste en obligar a una persona, a través de la utilización de violencia o intimidación, a realizar u omitir un acto jurídico o negocio jurídico con ánimo de lucro y con la intención de producir un perjuicio de carácter patrimonial o bien del sujeto pasivo y bien normalizado.”
“La extorsión se encuentra regulada en el Título Vigésimo Segundo sobre Delitos en Contra de las Personas en su Patrimonio, Capítulo III Bis – Extorsión, artículo 390 del Código Penal Federal de México:
Al que sin derecho obligue a otro a dar, hacer, dejar de hacer o tolerar algo, obteniendo un lucro para sí o para otro o causando a alguien un perjuicio patrimonial, se le aplicarán de dos a ocho años de prisión y de cuarenta a ciento sesenta días multa.
Las penas se aumentarán hasta un tanto más si el constreñimiento se realiza por una asociación delictuosa, o por servidor público o ex-servidor público, o por miembro o ex-miembro de alguna corporación policial o de las Fuerzas Armadas Mexicanas. En este caso, se impondrá además al servidor o ex-servidor público y al miembro o ex-miembro de alguna corporación policial, la destitución del empleo, cargo o comisión y la inhabilitación de uno a cinco años para desempeñar cargo o comisión público, y si se tratare de un miembro de las Fuerzas Armadas Mexicanas en situación de retiro, de reserva o en activo, la baja definitiva de la Fuerza Armada a que pertenezca y se le inhabilitará de uno a cinco años para desempeñar cargos o comisión públicos.”
Durante 2021 en México, se contabilizaron nueve mil 407 víctimas de extorsión que representa un incremento de 12.3 por ciento en comparación con 2020, y para 2022 todo indica que se incrementará dramáticamente; pero el impacto es mucho mayor porque solo 1 de cada 99 casos son denunciados, y de los denunciados, la gran mayoría permanecen sin castigo por el muy alto grado de impunidad. Esto lo dio a conocer la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en la segunda entrega de información de la herramienta Monitor de Seguridad.
Existen varios tipos de extorsión: la derivada de la corrupción (que supuestamente se está combatiendo, pero no se ve ninguna mejora), la telefónica, la escrita, la directa (persona a persona), a instituciones o empresas, a comerciantes entre otros tipos (derechos de piso), etc.
Sin lugar a dudas, éste delito afecta directamente a la economía nacional, pues entre sus víctimas se encuentran grandes empresas, instituciones (de todo tipo), proveedores de servicios de todos los tamaños, comerciantes, hasta los pequeños negocios de barrio y gente común… no hay distinción.
Esto, además del costo económico que representa, también inhibe la inversión de grandes capitales nacionales e internacionales en nuestro país, afecta a los grandes y pequeños emprendedores, a los ciudadanos comunes, esos que hacen sacrificios enormes para establecer su tiendita, su tortillería, etc… además de sembrar temor en la comunidad.
Lo más grave del asunto, es que no hay estrategias firmes y claras de los gobiernos, tanto federales, estatales y municipales, nadie hace nada, nadie se preocupa por detener a estos criminales, que viven a costa de sembrar terror, y cuando los llegan a detener, los liberan en poco tiempo… “todos se echan la bolita”, y dicen que hacen y hacen, pero no hacen nada.
Tú, estimado lector, quizá no te preocupe mucho en éste momento este problema, porque no te has encontrado en ninguna situación así y no te afecte ahora… pero el día que “te toca”, tu pensamiento cambiará radicalmente, y te darás cuenta realmente de lo que representa el problema en el país… costo social, de seguridad, económico, y principalmente: estabilidad, tanto social como económica.
La impunidad se mantiene, los abrazos siguen como política de seguridad del estado, protegiendo a los delincuentes porque “también son seres humanos”, y enfrente… la ciudadanía, que se mantiene indefensa ante éste grave e imparable delito.