Se conoce como el «Efecto Tequila” a una crisis financiera de origen local causada por falta de reservas internacionales, devaluación de la moneda local y el fortalecimiento de una moneda extranjera. Dicho término nace a raíz de la crisis económica de México en 1994. También es conocida como el “Error de Diciembre”.
El Efecto Tequila poco tuvo que ver con la bebida alcohólica de origen mexicano, más bien es una metáfora sobre los efectos y consecuencias de beber en exceso, como la resaca física y moral, además de un desbalance en las finanzas personales.
Esta crisis se presentó en el cambio de administración presidencial entre el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, durante los primeros días del sexenio la devaluación del peso mexicano alcanzó las cifras más bajas en la historia incrementando el valor del dólar casi un 300% y desencadenando altas tasas de inflación, falta de capital en los bancos, interés muy altos y crisis en la actividad comercial forzando a miles de empresas a realizar recortes de personal o incluso el cierre completo de estas mismas.
La crisis tiene su clímax durante la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, 1988 -1994, quien incrementó el gasto fiscal a niveles históricos antes de terminar su mandato, mientras el peso mexicano se sobrevaluaba.
El déficit elevado pudo reducir el flujo de inversiones y la generación de puestos de trabajo, motivo por el cual se decidió alentar las inversiones privadas en lugar de mantener la actividad estatal sin el adecuado control.
Esta administración privatizó la banca nacional, la cual estaba en manos del estado y había sido intervenida apenas doce años antes por el presidente José López Portillo. Los fondos provenientes de estas ventas y de las de otras compañías del gobierno se invirtieron en la infraestructura necesaria para incrementar la productividad del país y alentar las inversiones que generarían nuevos puestos de trabajo con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá.
La popularidad y credibilidad de Salinas alcanzaron niveles altos, ya que el crecimiento económico era estable y la baja inflación hizo que muchos políticos y los medios afirmaran que «México estaba a punto de convertirse en país de primer mundo», y de hecho, fue la primera de las naciones recientemente industrializadas en ser aceptada en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE en mayo de 1994.
No obstante, era un hecho conocido que el peso estaba sobrevaluado (al menos un 20%), pero la vulnerabilidad económica no era bien conocida o era minimizada por los políticos y los medios de comunicación. Esta vulnerabilidad se agravó por varias decisiones de política macroeconómica y otros eventos durante el año 1994.
Para hacer frente a la emergencia se recurrió a un paquete de rescate que consistió en la inyección al Fondo Monetario Internacional de varios millones de dólares por parte de Estados Unidos y otros organismos internacionales para intentar estabilizar el precio del dólar y así tratar de contener la crisis y no afectar a otros países.
Con la globalización y los tratados de libre comercio los países con relaciones comerciales con México también sintieron el “efecto tequila”. Con el llamado “rescate financiero” la deuda externa de América Latina creció de 34 mil millones de dólares a 521 mil millones. Además de México; Venezuela, Brasil, Chile y Argentina fueron los más afectados de América Latina y el Caribe.
Argentina fue uno de los países que se vio severamente afectado por el “efecto tequila” llevándolo a tomar medidas de austeridad en su crecimiento económico e inversiones, los impuestos aumentaron notablemente, disminuyo la entrada de depósitos extranjeros, la liquidez en el banco Central de Argentina se redujo al mínimo y varios sectores fueron privatizados.