Luego de cuatro años de promoción, por fin el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la venta del venta del avión TP-01 “José María Morelos y Pavón”, mejor conocido como “el avión presidencial”, el cual fue adquirido por el gobierno de Taykistán.
Tayikistán está ubicado en Asia central, tiene una población de cerca de 10 millones de personas. Formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) de la que se independizó en 1991, para sumirse en una guerra civil y luego establecer un gobierno presidido por Emomali Rahmon, quien es presidente desde 1994.
Es uno de los países más pobres de Asia central y de las antiguas repúblicas soviéticas, pues se calcula que el 74 % de su población vive en zonas rurales. Tayikistán tiene un PIB per cápita estimado en 874 dólares, de los cuales se calcula que el 20 % procede de la agricultura.
Este país se posiciona en el puesto número 165 de los 196 países del ranking de PIB per cápita más bajo, por lo que se puede afirmar que la calidad de vida de sus habitantes está en el nivel más bajo a nivel mundial, incluso el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, indica que los tayikos tienen una mala calidad de vida.
Pese a recibir apoyo de Rusia, China, Europa y Estados Unidos, la economía de Tayikistán se describe más que nada como frágil, principalmente por la inestabilidad de la región, así como por los problemas políticos internos generados por la implementación de reformas estructurales desiguales y represoras hacia cierto sector de la población.
La Embajada de Rusia en México tomo con humor la nota publicada por Reforma, donde autoridades de Estados Unidos sospechan que Tayikistán, podría servir de puente para hacer llegar a Rusia distintos productos que prohibidos a Moscú tras la invasión a Ucrania.
Cabe recordar que tras la invasión a Ucrania en febrero del año pasado, Estados Unidos y aliados de la OTAN impusieron controles de exportación que restringen el acceso de Rusia a tecnologías específicas y otros elementos para mantener la actividad militar rusa.
Desde que asumió la presidencia en 2018, López Obrador emprendió una campaña para vender el avión presidencial al considerarlo un «exceso» de la administración de su antecesor Enrique Peña Nieto, aunque la compra de este se aprobó en el gobierno del panista Felipe Calderón.
Según palabras de Calderón, el Boeing 787 Dreamliner se compró por la necesidad de reemplazar el viejo TP-01 (un Boeing 757) que ya presentaba muchas deficiencias operativas y de seguridad. El 2 de mayo de 2010 al intentar aterrizar en Newark,Estados Unidos el avión se desestabilizó generando una muy intensa turbulencia en la cual los pasajeros creían que se había desprendido un ala de la aeronave, sin embargo las maniobras del piloto permitieron que el avión aterrizara sin problemas.
El nuevo TP-01 se adquirió a buen precio y condiciones de pago, dentro de un paquete de adquisición de aviones de Aeromexico. Dicho avión ya era usado, pues servía “de muestra” para el fabricante. Una vez entregado, el gobierno Peñista autorizó las adaptaciones operativas y lujosas, que ya conocemos. En un principio, la aeronave costó 114 millones de dólares, sin embargo, debido a las adecuaciones que se le hicieron, la suma ascendió a los 218,7 millones de dólares, a un tipo de cambio de 13.50 pesos por dólar, lo que significa que se pagaron 2,952.4 millones de pesos por la aeronave.
A la par, Banobras firmó un contrato de arrendamiento financiero con el Gobierno Federal a 15 años, con lo que al final de este periodo el equipo pasará a formar parte de los activos de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Fue en noviembre de 2012 cuando se suscribió en contrato de arrendamiento financiero entre la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) a 15 años par que al final este pasará a formar parte los activos de la Sedena.
De acuerdo con el gobierno federal, del 2012 al 2020 los gastos del avión presidencial ascendieron a 2, 255 millones de pesos, que corresponden a los ocho anualidades del arrendamiento
A estos se suma el costo de mantenimiento de viajes que al año se estimó en 150 millones de pesos y el hangar que se construyó para guardar el avión que tuvo un costo casi 1,000 millones de pesos.
Además de 2016 a 2018 se gastaron un total de 408.4 millones de pesos en combustible, mantenimiento, refacciones y todas las áreas tecnológicas, capacitación de tripulaciones, sueldos, pólizas de seguro de la aeronave, así como en las 122 giras que realizó Peña durante su administración.
Mientras que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador gastó 58.5 millones de pesos en mantenimiento de la aeronave hasta 2020.
¿Ganamos o perdimos con la venta del avión presidencial?
De acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de la Federación 2023, el avión presidencial había tenido un costo total de 218 millones de dólares y se vendió en 92 millones de dólares que se depositaron a la cuenta del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (Indep), si… ahí donde existen supuestas denuncias por corrupción y robos.
A la par, indicó que la venta del avión generaría un ahorro de 232 millones de pesos de intereses que le tenía que pagar el gobierno federal a Banobras.
Además, dijo que con este monto se liquida el arrendamiento y Banobras en su lugar, la totalidad de la recepción de estos recursos se los va a regresar a la Tesorería de la Federación para que se puedan aplicar en proyectos en el sector salud.
“Es una pérdida millonaria disfrazada de triunfo” dijo Carlos Loret de Mola, quien señaló que el presidente López Obrador se conformó solo con una fracción del costo real en el mercado, pues el interés del mandatario era presumir la venta y cumplir con ello una de sus promesas de campaña más famosas en 2018.
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