Importancia de los bonos del tesoro de Estados Unidos de América

«Pensé que la gente se estaba pasando un poco de la raya. Se estaban poniendo un poco nerviosos, un poco asustados».

Las palabras del presidente de EE.UU., Donald Trump, tras anunciar una tregua de 90 días en la guerra comercial para todos los países excepto China, no podían ser más distintas a las de esa misma mañana.

Desde temprano, el mandatario aseguraba en sus redes sociales que «todo va a salir bien» y se dirigía a seguidores e inversores con un «¡TRANQUILOS!», e incluso afirmaba que «¡ES UN GRAN MOMENTO PARA COMPRAR!!!».

Solo Trump sabe a ciencia cierta qué es lo que le hizo cambiar de opinión de la mañana a la tarde.

«Durante mucho tiempo nos hemos preguntado qué es lo que iba a hacer que cambiara de opinión. ¿Serían sus asesores? ¿El Congreso? ¿El sistema legal? ¿Los líderes empresariales? Ha acabado siendo el mercado de bonos», afirmó en el programa Newsnight de la BBC el economista Mohammed El Erian, asesor económico jefe de Allianz y uno de los mayores expertos en bonos del mundo.

Durante su primer mandato, Trump estuvo siempre muy pendiente de la respuesta que los mercados daban a los anuncios de sus políticas. Si la bolsa respondía bien, seguía adelante. Si algo salía mal, él buscaba la fórmula para dar marcha atrás.

Este patrón dejó de funcionar en su segundo mandato, para sorpresa de muchos analistas e inversores.

El anuncio de que impondría un arancel general del 10% a todo el mundo (con sorprendentes excepciones como Rusia), incluidos los aliados de Estados Unidos, y tarifas adicionales y muy elevadas a decenas de países, hizo que las bolsas se desplomaran.

Sin embargo, Trump, cual Nerón viendo arder Roma, pareció mantenerse impávido ante la catástrofe bursátil que en pocos días vio evaporarse billones de dólares.

Pero el nerviosismo acabó por contagiar al mercado de deuda. Y ahí llegaron los temores de verdad.

Al igual que en 2022, cuando el hundimiento del mercado de bonos obligó a la primera ministra británica Liz Truss a retirar sus polémico planes fiscales y finalmente a renunciar a un cargo en el que solo llevaba 45 días, los bonos han sido la gota que ha llenado el vaso y ha hecho finalmente recapitular a Trump, según los analistas.

Pero, ¿qué son exactamente los bonos del Tesoro? ¿Cómo funciona ese mercado? ¿Por qué el mercado de bonos estadounidenses es tan importante para el mundo?

Los bonos son instrumentos de deuda que emiten las empresas o los países para poder financiarse. Los que emiten los países son conocidos como bonos del Tesoro o bonos del Estado.

En el caso de estos bonos, los inversores (que pueden ser empresas, países o individuos de a pie como tú y yo), al comprar un bono que emite un Estado, lo que hacen es prestarle dinero a ese Estado para que pueda financiar sus gastos como por ejemplo, pagar a funcionarios o construir carreteras.

Ese préstamo de dinero se hace durante un periodo de tiempo acordado (5, 10, 30 años) y a cambio de una tasa de interés (también conocida como «rendimiento») establecido, que se va pagando cada año y que se conoce como «cupón».

Puede ser que tú hayas invertido una cantidad en bonos del Tesoro a 10 años pero que necesites recuperar ese dinero antes porque has decidido comprarte una casa o tienes un imprevisto y necesitas liquidez. En ese caso puedes acudir a lo que se conoce como el mercado secundario, donde se venden y se compran bonos, y donde su precio fluctúa en función de la oferta y la demanda.

Si muchos inversores están interesados en comprar bonos del Tesoro de un país, el interés que le pagarán por ellos bajará, y esto permitirá al país en cuestión financiar su deuda a un menor precio.

Si por el contrario, los inversores deciden no apostar por esos bonos y venderlos, el país deberá ofrecer tasas de interés más altas a los compradores, por lo que le costará más financiar su deuda. Los bonos del Tesoro de economías estables son considerados inversiones de poco riesgo, ya que no se espera que esos países tengan problemas tan graves como para caer en impagos.

«El riesgo de un bono es el emisor, es decir, que no te paguen. Si tú compras un bono de la tiendita de la esquina, el riesgo de que no te pague es muy alto. El riesgo de que no te pague un Estado como Estados Unidos, es muy bajo», explica a BBC Mundo Javier Molina, analista de la plataforma de inversiones eToro.

Los bonos del Tesoro de Estados Unidos, como los de otros países con economías potentes, suelen verse como inversiones refugio, ya que es adonde muchos inversores llevan el dinero cuando los mercados, es decir, las bolsas, sufren una crisis y pierden dinero.

Sin embargo, tras el anuncio de Donald Trump de la batería de aranceles extremos que quiere imponer a casi todos los países, las bolsas cayeron y el mercado de bonos, en lugar de crecer, empezó también a perder compradores.

«Los bonos deberían tener un buen desempeño en tiempos de turbulencia a medida que los inversores buscan seguridad, pero la guerra comercial de Trump ahora está socavando el mercado de deuda estadounidense», señaló a la BBC Laith Khalaf, jefe de análisis de inversiones de AJ Bell.

El mercado de bonos «es como un termómetro de la confianza en la economía», cuando se compra mucho, es una señal de confianza. Pero, si se vende, como ha sucedido esta última semana, el precio baja, y por eso sube la rentabilidad, ya que ambas son inversas.

«Si, de repente, viene Trump y lo revoluciona todo, puede que tú, por miedo vendas el bono y te vayas. Y, al venderlo, ¿qué pasa con los tipos de interés? Pues que suben porque el precio baja. Si todos vendemos y cada vez gente menos gente compra, tienes que vender más barato para que te compren» añade el analista.

En los últimos días, la tasa de interés o rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años aumentó de forma drástica, pasando del 3,9% al 4,5%, es decir una subida del 15% en apenas unos días.

Los bonos, explica a BBC Mundo Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía de la escuela de negocios IESE, «son la manera más inmediata en la que el mercado le dice a un sector público ‘yo así, a estas políticas que me estás proponiendo no juego, porque va en contra de mis intereses'».

Un factor que también ha influido en ello es la preocupación por el impacto que tendrán los aranceles sobre la inflación y los presupuestos del gobierno de EE.UU.

«Al ciudadano de a pie, el mercado de los bonos no le afecta directamente, pero sí indirectamente», señala Javier Díaz-Giménez.

El profesor de IESE recuerda que «fueron los bonos son los que acabaron, por ejemplo, con (la primera ministra británica) Liz Truss, porque ella propuso un plan fiscal que el mercado creyó que era incompatible con mantener el precio de los bonos. Y el mercado de bonos ha sido la causa de que Donald Trump haya dado marcha atrás».

Los ciudadanos lo acabarán pagando bien a través de nuevos o más elevados impuestos, o bien sufriendo los efectos de una menor inversión pública en las cosas que habitualmente paga el Estado, como por ejemplo, las infraestructuras.

Pero, además, esta desconfianza y la volatilidad se contagia al resto del sistema financiero, teniendo nuevas repercusiones para el ciudadano de a pie.

Si cae la confianza en la economía estadounidense, puede que los mercados internacionales no le presten dinero, y eso sería un verdadero problema para EE.UU., ya que cerca del 70% de su deuda está en manos extranjeras, y uno de los países con más deuda estadounidense es, precisamente, el mayor afectado por la guerra arancelaria de Trump… China.

Se calcula que el gigante asiático tiene US$759.000 millones de bonos de deuda de EE.UU.

Uno de los temores de la economía estadounidense es «que China decidiera vender esos bonos si Trump se pone muy bravo con ellos». Cuantos más bonos vendiera Pekín, más subirían los tipos, «por lo que para los ciudadanos sería todo más caro, el Estado se financiaría más caro, tendrían que poner más impuestos para ellos recaudar y poder seguir gastando, y así».

Cuando arrinconas a tu adversario, «que obviamente es China, todo lo demás es irrelevante, no sabes lo que va a hacer el otro o por dónde va a salir. Estás en un mundo donde el futuro es mucho más incierto», advierte Díaz-Giménez.

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